Es curioso observar como reciben los niños a los padres en
el aula. Después de pasar un largo día sin ellos, hasta yo misma me sorprendo con
la naturalidad que los niños difuminan ese recibimiento siguiendo con su
juego y enseñando un juguete a los padres cuendo llegan a buscarlo. Otros, los más sensibles reciben
a sus papás llorando y les verbalizo el sentimiento y les ayudo a que lo hagan con alegría, sonriendo. Sea el caso que sea, siempre les animo a que
los reciban con amor, y siempre lo consigo, pero no siempre es interpretado
bien por los padres.
La mayoría de las veces, los niños reciben a sus padres
corriendo hacia ellos con un juguete en la mano, para enseñárselo, muy lejos de
lo que los padres esperan de ese momento.
(Oriol recibe a su mamá con un juguete que ha tenido todo el día, ella sonríe sorprendida pero feliz).
Pero si os explico por qué lo hacen,
seguro que os gustará más esa acción, veréis:
Hasta los 3 años, el niño no siente esos abrazos y esos
besos como algo tan bueno como para vosotros. Los padres creen que besando al niño le manifiestan su amor y que
el niño al besarlos les manifiesta el suyo. Pues no, eso es un ritual que os habéis
inventado vosotros, o la sociedad, y se lo estáis imponiendo. Él lo soporta y
se resigna a los achuchones de la familia cuando llegan. Pensad que el niño
manifiesta su amor llevándole los juguetes que tiene en el aula, llevándole el
que más le gusta. En ese momento, debéis alegraros y decidle:
”Estoy contenta
de volver a verte”, y refiriéndose al objeto que le ha traído:
(Los reencuentros en casa suelen ser mas directos, no hay juguetes de por medio, pero aquí a pesar de todo, Alan se resiste)
Recordad:
Manifestar el amor besando es muy bonito, pero debéis darle tiempo a que él también lo necesite. Disfrutad de su demostración observando y valorando lo que os enseña. Los juguetes le han acompañado durante todo el día mientras vosotros estabáis fuera. Mirado así...es bonito ¿no creeis?.