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RECIBIR A LOS PADRES EN EL AULA.
 Es curioso observar como reciben los niños a los padres en el aula. Después de pasar un largo día sin ellos, hasta yo misma me sorprendo con la naturalidad que los niños difuminan ese recibimiento siguiendo con su juego y enseñando un juguete a los padres cuendo llegan a buscarlo.  Otros, los más sensibles reciben a sus papás llorando y les verbalizo el sentimiento y les ayudo a que lo hagan con alegría, sonriendo.  Sea el caso que sea, siempre les animo a que los reciban con amor, y siempre lo consigo, pero no siempre es interpretado bien por los padres.


La mayoría de las veces, los niños reciben a sus padres corriendo hacia ellos con un juguete en la mano, para enseñárselo, muy lejos de lo que los padres esperan de ese momento. 



 (Oriol recibe a su mamá con un juguete que ha tenido todo el día, ella  sonríe sorprendida pero feliz).

Pero si os explico por qué lo hacen, seguro que os gustará más esa acción, veréis:


Hasta los 3 años, el niño no siente esos abrazos y esos besos como algo tan bueno como para vosotros. Los padres creen  que  besando al niño le manifiestan su amor y que el niño al besarlos les manifiesta el suyo. Pues no, eso es un ritual que os habéis inventado vosotros, o la sociedad, y se lo estáis imponiendo. Él lo soporta y se resigna a los achuchones de la familia cuando llegan. Pensad que el niño manifiesta su amor llevándole los juguetes que tiene en el aula, llevándole el que más le gusta. En ese momento, debéis alegraros y decidle:

”Estoy contenta de volver a verte”, y refiriéndose al objeto que le ha traído:

”Ah! Pero qué bonito es! me alegra mucho de que me lo hayas traído, ya veo que aquí tienes muchas cosas que nos pueden gustar”. Ese es el mejor saludo que un padre o una madre puede hacerle a un hijo que en vez de echarse en sus brazos y besarlo, le trae un juguete.

 (Los reencuentros en casa suelen ser mas directos, no hay juguetes de por medio, pero aquí a pesar de todo, Alan se resiste)
 
Recordad:
Manifestar el amor besando es muy bonito, pero debéis darle tiempo a que él también lo necesite.  Disfrutad de su demostración observando y valorando lo que os enseña. Los juguetes le han acompañado durante todo el día mientras vosotros estabáis fuera. Mirado así...es bonito ¿no creeis?.


PARECIDO AL CARAMELO

 Muchas veces los padres, cuando los hijos son pequeños se preguntan por qué un hijo tiene más atracción por un padre más que con otro.  Parece que no hay explicación, o simplemente lo excusamos diciendo que es “química”, pero esa “química” después se pierde cuando se hacen más mayores, y no se sabe cómo ha sido, una pena ¿verdad?. 
 En el aula pasa igual. Algunas  señoritas en la escuela tienen una atracción enorme para unos niños o para todos  y son muy populares entre los padres y otras señoritas solo  la tienen para una minoría muy pequeña, también una pena. 

El secreto lo tenéis todos vosotros. Cuando uno de los padres o una señorita ejerce una atracción especial para sus niños,  el secreto he de deciros que está en los gestos, en la imitación de la emoción, y se refleja  en el  gesto del niño. El adulto sin premeditarlo realiza los mismos gestos que él, cuando interaccionan y  va creando así una atracción para el niño irresistible, parecido a la del caramelo.


 (Esta soy yo con mi sobrino Roger , desde muy pequeño, yo imitaba sus emociones)

Hago lo siguiente:
 Cuando el niño me mira y me explica algo sonriendo,   sonrío con la misma intensidad que lo hace él, y  cuando  frunce la nariz levantando las cejas hablándome entusiasmado explicándome algo, le  escucho, y también  hago su gesto. Si  se ilusiona con algo  y se echa las manos a la cara, yo también lo hago y comparto su sonrisa. Si llora no hace falta que llore, pero debo sentir la pena y demostrarlo como si me hubiera ocurrido a mi, después consuelo. 

 El secreto radica en que  así se ve así mismo, se gusta, le gustas y sin sospecharlo le atrae tu persona , se ve reflejado  como en un espejo .


Es una acción muy simple que casi siempre sale innata, pero muchas veces se pierde cuando los niños crecen porque es una arma de comunicación que ya no se necesita ¡ pero habra otras!.

 (Mi relación con Roger sigue siendo maravillosa.La imitación de gestos a sus emociones todavía la utilizo, y él sin saberlo, también la utiliza conmigo)

Recordad, que podéis utilizar este recurso para potenciar situaciones de comunicación con vuestros niños. Haced servir los gestos faciales de los niños en sus interacciones y os quedaréis sorprendidos de la proximidad que le podéis transmitir, porque aquello que le ocurre o piensa no nos resulta indiferente.

SE PUEDE COMPARTIR, O NO.

Todos sabéis la importancia que le damos el compartir en la escuela. Rara vez cuando voy al parque no se oye algún padre diciendo “a mi niño le cuesta compartir”. Los padres lo tiene claro: hay que aprender a compartir como en la escuela, pero no se tiene demasiado claro el por qué.

 (Alan y Angel comparten su juego y sus juguetes en el parque).
  
El hecho en sí de compartir, no tiene tanta importancia, a mi manera de ver, un niño está jugando con algo que le gusta y no le apetece dejar de hacerlo para dejárselo a otro, es muy normal.  El mismo niño tiene un juguete en la bolsa y aunque no juegue, le apetece saber que está en la bolsa, es también un ejemplo muy corriente, es muy normal. Un niño que  ha encontrado algo que le produce curiosidad, lo tiene en las manos y también es muy normal que lo quiera conservar  para continuar manteniendolo en sus manos y mirarlo las veces como motive hacerlo ¿no creéis?.


Si entendéis esto, no le deis tanta importancia cuando vuestro hijo estrena un juguete y no lo quiere dejar a ningún niño. En la escuela, les decimos que lo dejen en su mochila.


El hecho es que tenéis que tener claro que lo intentamos inculcar en la escuela, porque con ello FOMENTAMOS LA GENEROSIDAD. El valor de compartir lo promueve el  ser generoso. Cuando enseñas a tu niño a compartir, estas formando una persona con un compromiso social. 


Los padres que fomentan como valor social a sus hijos la generosidad, crean hijos con  ganas de crecer a nivel personal  y a nivel espiritual, y generan : ayuda, comprension y nobleza.

                ( la generosidad despierta "ayuda")


 (aquí tenéis a Alan observando a su amigo, la generosidad despierta "comprensión").

No merece la pena llamar la atención a vuestro hijo en el parque delante de todos. Hablad en casa antes de salir con él, y no llevéis al parque aquello que no este dispuesto de momento dejar a otros niños.



  LA RIQUEZA DE JUGAR EN COMPAÑIA.

El juego que más enriquece a los niños es aquél que le permite construir alguna cosa con otro niño. Pero mientras que en el primer año de vida el juego es anárquico,  a finales del primer año, si se juega en compañía de otro el niño mejora la concentración, se da cuenta de la existencia del otro y le permite su mente intercambiar ideas y negociar lo que quiere hacer y de que manera hacerlo.

 El juego se acaba más rápido cuando el niño juega solo,  porque es muy difícil mantener la concentración por sí mismo, es difícil mantener el  objetivo  que el niño se ha marcado solo. Por lo tanto, es fácil abandonar la actividad en solitario, es lo que solemos decir: "¡ya se ha cansado!".


La imaginación en compañía da paso al diálogo y a la interiorización de  su pensamiento, el niño se esfuerza por comunicar su idea y se esfuerza más por elaborar su juego.


(Laia y Carla, son gemelas, juntas son capaces de crear un ambiente doméstico con una riqueza increible, digna de observar, y mantendrán el juego vivo con precisión, durante mucho más tiempo que si lo hicieran solas. El juego crea vínculo afectivo, son hermanas y amigas).
 
En el aula, me gusta juntar dos  niños que están en diferente  momento de maduración  para que desarrollen su juego y puedan crear actitudes, y entre ellos crear lazos maravillosos de compañeros. Les sugiero, les proporciono el material que me piden,  pero no intervengo. Si les robo la iniciativa, el juego se vuelve simple, aburrido. Yo me quedo cerca observando, dándoles seguridad. 

 (Núria elije jugar con Pau, ellos crean una negociación, no solo de juego, también de pensamiento).


      (Combinan fantasía, pensamiento y lenguaje ¡al menos lo intentan!).

Solo observando sabremos de los progresos que van haciendo los dos niños juntos y nos damos cuenta de que los  niños  sobrevalorados en el aula son un puntal fuerte para otros, pero para ellos mismos también es un beneficio, porque consolidan ideas y las negocian, entonces te das cuenta que todos salen ganando. 

Recordad, que vuestros hijos también necesitan momentos de soledad, pero pueden vivir experiencias ricas de pensamiento y de juego; en el parque, en la ludoteca, en la plaza o  en la sala del centro comercial jugando con otros niños más pequeños o más grandes, pero lo más interesante ¡es que sean al menos dos!. ¡¡Eso es pasar una tarde divertida!!.


            TIEMPO DE ESPERA

En la escuela, hay niños que necesitan atención y niños que la necesitan mucho más. Con los hijos pasa lo mismo,  todos necesitan atención pero unos más que otros.  Es fácil ver cada mañana a una maestra con  el mismo niño de la mano durante casi  todo el curso. Podéis pensar tranquilamente que ese niño también tiene esa necesidad en su casa, pero esa maestra le da lo que necesita para que evolucione;  tiempo , observación y espera, todo ello es imprescindible para estar atentos a su evolución, y saber de sus posibilidades.

Hasta los tres años, los niños son sensibles pero con muchas ganas de ir superándose, pero parece ser que los padres no tenéis tiempo de darle la oportunidad de crezca a su ritmo, con sus intereses. Todo lo queréis hacer tan rápido que no os planteáis si lo puede hacer él solo o no. Lo hacéis vosotros porque es más fácil. 


 (Núria haciendo pastelitos bajo la mirada atenta de sus compañeras. Trabaja bajo su criterio).


Los niños son capaces de valerse por sí solos en muchas cosas. Si los observáis descubriréis todas aquellas cosa que pueden hacer casi sin ayuda. Pero los padres les ponéis las cosas tan fáciles que pierden hasta el interés de intentar hacerlo solos .Según cómo reaccionáis ponéis barrera en su crecimiento.


 (Aquí me tenéis con Núria, que preparó el desayuno para invitar a sus compañeros en el dia de su cumpleaños).

 (Núria prepara el pan, yo me mantengo al margen , ella tiene ya la idea de cómo hacerlo))


(Y finalmente...zacaaaaa!!!, jamás Nuria habia desayunado tan bien, ¡¡¡¡esta vez, lo ha preparado ella!!!)


OS PROPONGO:  
                                                                        
Motivar a vuestro hijo a que haga aquellas cosas que pueda hacer solo, observándolo sabréis si lo puede conseguir, pero no lo infravaloréis. 


Pedirle  que haga un esfuerzo en intentarlo, con cosas que sean de su interés (ej: "ponte la chaqueta que vamos a jugar al parque" "peinate, nos vamos a la calle"). 


No le podéis privar de la satisfacción personal de hacer las cosas por y para sí mismo. Dejad que lo intente solo.


No le facilitéis las cosas, si él no os lo pide. Necesita hacer ese esfuerzo para ganarse la autoestima.


El niño tiene que saber que cuenta con vuestro soporte pero también con nuestra exigencia.



Posiblemente, cuando veis a esa maestra de la mano de un niño os preguntáis: ”¿qué satisfacción tiene esa maestra?”. La respuesta no es otra: La satisfacción de verlo crecer a su lado y acompañarlo en su crecimiento personal dándole un ambiente que le favorezca para poder conseguir nuevos retos.


             LA AUTONOMIA LES TRAICIONA


El otro día, observando a los niños de 2 y 3 años con mi compañera Noa, me dijo una frase que define muy bien esta etapa:


“La autonomía les traiciona”- me dijo.


¡Y qué  razón tiene!. El comportamiento de los 2 y 3 años, es lo más parecido a la adolescencia; creen que lo saben todo, querrían comerse el mundo,  no quieren ayuda de nadie, y  lloran y protestan por todo. 


            (¡aquí tenéis a Núria con Pau, como dos adolescentes!)




Pero todo coincide, si os fijáis, en que es la etapa que el niño aprende a controlar los esfínteres, que se cree poderoso de su autonomía, esa elección le da libertad,  y cree que todo lo puede controlar y la repetición de las actividades y rutinas diarias le dan un dominio maravilloso de las situaciones ya conocidas, pero no aquellas que son más costosas, las que requieren un esfuerzo o nuevas, la autonomía les traiciona y no lo hacen bien, entonces se enfadan con ellos mismos, pero tampoco desean nuestra intervención: 


Si se lavan las manos se mojan, si se sirven agua de una botella peor todavía, si cogen una fruta para comer no la quieren lavar, si se echan colonia por la mañana se echan demasiada, si cogen algo de la nevera se les cae encima… Difícil de solucionar ¿verdad?.


La mejor manera de aprender un niño es observando a otro niño cómo lo hace. De una manera paciente; observa, analiza y rectifica mentalmente. 

    (Aquí  Pau y Joan sin saberlo imitan sus gestos, de piernas y brazos, son tan amigos que     solucionan este juego de la misma manera)

  En la escuela, nosotros le damos la posibilidad de reflexionar, criticar y pensar juntos. Es exactamente lo que vosotros en casa debéis hacer, y es necesario que le deis responsabilidades a vuestro  hijo de cosas que es capaz de hacer casi solo. Vosotros deberéis limitaros a gesticular cómo queréis que lo haga sin intervenir vosotros.


Ejemplo:


Si  queréis que limpie la fruta que ha cogido, debéis decirle “lávala”, gesticulando cómo debe frotarla, pero sin hacerlo vosotros, confiad en él.


Si coge la botella para echarse agua, debéis inclinar la cabeza hacia un lado a modo de ejemplo y decirle “inclina un poco más, poco a poco”, y vosotros acercando el vaso le facilitáis el movimiento.


Si se echa demasiada colonia por la cabeza, le podéis ofrecer una toallla para que se seque pero  sin hacer crítica negativa(él ya se ha dado cuenta), solo decirle en  palabras claves cómo hacer para que no le vuelva a pasar " no hace falta que aprietes tanto la botella".





Recordad, seguramente él, más que vosotros, quiere entender lo que le está pasando. Se sienten más seguros para experimentar pero les falta picardía para darse cuenta de las consecuencias de sus actos...



       ¿POR QUÉ NO OBECEDE?


Es fundamental saber si tu hijo te entiende cuando le hablas para que te pueda obedecer. Muchas veces los niños entre 15 meses y 3 años, cuando no obedecen, cuando no hacen lo que los adultos queréis, es porque no os entienden, porque no especificáis qué queréis que haga.

Si él pudiera expresarse mejor, si tuviera tu vocabulario te lo diría él mismo: "no entiendo lo que quieres que haga exactamente". Pero se mueve como una veleta para un lado y otro y parece que no es escuchan ¿verdad?.

Cuando en la escuela indicamos lo que vamos a hacer, nos dirijimos a ellos mirándoles a los ojos diciendo lo que queremos que hagan de una manera breve, con palabras sencillas, especificando qué queremos que hagan concretamente.


Por ejemplo:

Salimos a visitar una granja escuela y queremos que vayan cogidos, uno detrás del otro y que no se suelten durante la visita, les decimos antes, justo antes de salir "iremos cogidos en trenecito y nadie, nadie se soltará". 
Cuando están caminando les vamos recordando "nadie se sueltaaa". Vamos recordando cómo queremos que sea su comportamiento.

(aquí tenéis la foto de nuestra organización en la granja escuela)


Cuando decimos a un niño "portate bien", no es suficiente, tenéis que especificar qué esperáis que haga, cómo queréis que sea su comportamiento.

Ejemplo:

Vais a ir de visita a casa de tia Cris, no queréis que Pere corra por el pasillo ni que coja el teléfono para jugar.

Actuación:

Tendremos que agacharnos para que nos mire a los ojos y le diremos con voz contundente pero serena:
"Pere, vamos a ir de visita a casa de tia Cris, no quiero que corras por el pasillo ni que cojas el teléfono" (después os aseguraréis de que lo haya entendido preguntándole).
"¿me has entendido Pere?". 
Debéis nombrar todas las cosas que no queréis que haga. TODAS.




Antes de entrar en la casa, se volveréis a recordar :
"recuerda Pere lo que te he dicho". A medida que pasa el tiempo en la casa de visita, si parece que se distrae con lo que habíamos hablado se lo vamos recordando "recuerda lo que te he dicho,¿vale?". Con voz rígida pero cercana.

A medida que el niño actúa tendréis que ir felicitándolo:
"Te estás portando muy bien Pere, estoy muy contenta". Entonces hay que decirlo: "portando", cuando su comportamiento es el que esperábamos. Al salir de la casa de tia Cris, Pere merece un abrazo (no habrá ni golosinas ni premios materiales).

Lo mejor de portarse bien, es que despierta empatía, te importan los sentimientos de los demás. 

En las siguientes salidas antes de salir de casa le preguntaremos sonriendo al niño cómo cree él que debe ser su comportamiento en el lugar que vayamos a ir para que todo el mundo quiera estar con él. Seguramente él solo encontrará la respuesta, sabe ya perfectamente lo que no gusta y no debe hacer.




 


(Aquí Núria preguntándome si estoy contenta  el dia de su cumpleaños,   le importan mis sentimientos, quiere que yo también este contenta como ella).


Recordad que cuando un niño se porta bien, debemos buscar su mirada en el momento, aunque sea de lejos para felicitarlo y decirle verbalmente que estamos muy orgullosos de él.

 
           JUGAR NO ES TAREA FÁCIL
Cada vez me gusta más provocar la risa de mis niños en el aula. Uno de los sonidos más especiales es la risa constante de ellos alrededor mío.  Digo cosas acompañadas de gestos y revolotean a mi alrededor ¡como provocándome, es un juego!. Al final acabo haciendo fotos y riendo con ellos. 

                               (Aquí tenéis a Laia y Carla en el aula riendo conmigo).


 Todos habéis oído hablar de la importancia que tiene el juego en el niño; desarrolla un bienestar físico, social y emocional, pero lo mejor de todo es que  el juego libre, os ofrece a los padres una oportunidad única de complicidad y de crear lazos afectivos, pero el cansancio os supera a todos al final del día, lo sé, y no siempre estáis dispuestos a jugar. Lo sé, porque los padres me lo explicáis.


  (Jugar a decir cosas al oido es muy divertido. Esta soy yo con Alan. Él intenta decirme algo y emite sonidos tan agudos que acabamos riendo juntos)


Pero no creo que jugar con las  muñecas,  con coches o animales de plástico sea el único  juego que pueda crear unión e interacción entre padres e hijos .  Para jugar con vuestro niño al llegar a casa hay simplemente querer sentir la emoción de estar a su lado sin pretender que el juego sea de "algo", simplemente ganas de tomar contacto con él.
 
Os propongo:


 Jugar  a escuchar las historias que os cuentan . Muchas veces no hace falta que opinéis, tan solo os piden complicidad y vuestra mirada atenta llena de interés.

Tenéis que saber que en los primeros 3 años de vida el niño prefiere el juego de fantasía. El mejor juego será aquél que os haga mantener la sonrisa a los dos.
  
Dadle tiempo para centrarse en su juego, vosotros podéis estar a su lado acompañándolo y mostrando interés.

Sacad algún pequeño objeto que teníais guardado, os dará armas para poder fantasear y compartir juegos imaginativos.


Ser espontáneos en vuestras expresiones. No hace falta hacer nada en concreto. El niño se inicia en el mundo a partir del juego compartido sin ser necesario ninguna finalidad en concreto.


Ofrecerle la emoción de vivir especial lo cotidiano; vivir la oscuridad con misterio…la fantasía de lo que puede suceder al día siguiente...etc.



Los padres cada vez queréis aprovechar más el poco tiempo que tenéis con vuestro niño,  por eso os propongo el juego libre, aquél que os permite no tener durada, ni normas, aquél que las reglas se improvisan, porque lo importante es estar juntos.

Recordad que en el juego es muy importante; la emoción, la complicidad, pero sobre todo...hagámos lo que hagámos con nuestros niños seguro que lo pasarémos bien, ¡a mi en el aula, también me pasa!.



TE DIGO "NO", PORQUE TE QUIERO.

Te digo "no", porque te quiero,  tendría que ser el pensamiento que deberíais tener cada vez que os sabe mal decir "no" a vuestro hijo. En la escuela, decimos "no", como vosotros pero multiplicado por 18 o 20 niños ¡y nos queremos y reímos igual!.

Dar seguridad afectiva, en el aula, les ayuda a entender que es imprescindible que deje de hacer algo, y por eso le dices "no", pero no le podemos aliviar esa frustación que le ayudará a crecer. Solo podemos sonreírle e intentar tomar contacto con él (a veces el enfado del niño no nos lo permite) cogerle la mano o una caricia en la cara y poner palabras a la situación; expresar sus necesidades que son incompatibles con lo que deseaba hacer.





Para los padres es más difícil poner límites a una acción que nos os gusta que no es correcta, da la sensación de crear una mala relación ¿verdad? pero si vuestra actitud es estable y coherente no debéis tener miedo a decir "no"

Un objetivo importante en la escuela es el de hacer personas, sanas, autónomas, solidárias y responsables de sus actos, responsables, porque toda acción en la vida tiene una repercusión, y aunque sean pequeños en su medida, también la tiene.


 

El pensamiento que debéis tomar es el siguiente:

Él no sabe lo que le conviene, es un niño.
Le estáis enseñando las normas de una convivencia.
Todo tiene una consecuencia, y la decisión que iba a tomar no hubiera resultado buena.
Le puedes acompañar en su frustación pero no aliviarle.
No se puede hacer daño, ni perjudicar a los demás.
Los padres sois modelos de valores y justicia, y tal como os vean irán aprendiendo a actuar.

Confiad en vosotros, en vuestra visión de las cosas, no dejéis que un niño os diga cómo debéis actuar ¡él es tan solo un aprendíz, un pricipiante! 


LA MADRE PERFECTA.

Este articulo es para  las madres que piensan que no son perfectas, pero que les gustaría serlo...

Una madre perfecta sabe que no hay madres perfectas ni de lejos. Una madre perfecta descubre que no hay edad, hora momento concreto para empezar a educar, se da cuenta que se hace desde el principio. Una madre perfecta sabe que no hay hijos perfectos y que todos tienen un poco de todo. Una madre perfecta sabe que poner límites y hacer que la respeten es un acto de amor. Una madre perfecta aprende a confiar en sus posibilidades para educar y en las capacidades de su hijo para aprender. Una madre perfecta aprende a aceptar sus limitaciones y sus errores y aprende de su experiencia. Una madre perfecta sabe que la teoria es muy bonita y fácil de entender pero que la realidad es otra cosa bien diferente. Una madre perfecta asume la educación de su hijo como un reto, no como como un problema. Una madre perfecta sufre estrés, dudas, frustación y hasta angustia. Una madre perfecta sabe diferenciar sus necesidades de las de su hijo. Una madre perfecta sabe que no puede mantener contento a todo el mundo; pareja, abuela, hermanos, etc. Una madre perfecta aprende a encontrar un espacio para sí misma, sale al cine, escucha música, roba tiempo para los amigos,  trata de escuchar de sí misma lo que le apetece hacer e intenta no sentirse culpable de todo eso. Una madre perfecta intenta relacionarse con ella y su hijo con sentido del humor. Una madre perfecta enseña a su hijo a volar y le deja volar sonriendo. Una madre perfecta da a su hijo las herramientas para que sea una persona adulta sana  libre con ganas de de vivir. Una madre perfecta no esconde su tristeza,  su cansancio, decepción o enfado, pero tampoco hace un drama de ello. Una madre perfecta sabe que comparte las angustia con las otras madres del mundo, para todas es igual. Una madre perfecta no espera que nadie le diga lo que tiene que hacer, pero a veces busca consejos y los acepta. Una madre perfecta sabe que ha de encontrar tiempo para reflexionar y compartir dudas y preguntas con otras personas adultas. Una madre perfecta sabe que la autoridad se pierde fácilmente y que cuesta recuperarla. Una madre perfecta acepta que no es perfecta, pero tampoco pretende serlo. Una madre perfecta sabe que hay cosas que no las puede delegar a nadie. Una madre perfecta sabe que no hay maestras perfectas, también sabe que si de verdad quiere ayudar a su hijo, la maestra puede ser una buena aliada. Una madre perfecta sabe ser contundente, flexible y tierna a la vez. Una madre perfecta sabe decir "no lo sé" como respuesta sin que le de verguenza. Una madre perfecta sabe que la educación es una combinación de paciencia, exigencia, y ternura a la vez. Una madre perfecta sabe que tiene sus motivos cuando pide alguna cosa a su hijo, pero sabe que su hijo también tiene los suyos cuando este le pide algo. Una madre perfecta lee estas ideas con sentido crítico, y las adapta a su experiencia, sensibilidad e inteligencia.


Gracias a Vladimir Reinhartdt, coordinador de la escuela de Padres de la FaPac, por este fabuloso articulo, que ha ayudado a tantas madres en mi aula.


   CREER EN LAS HABILIDADES DE LOS NIÑOS/AS.

Estoy segura que muchas veces dejáis de hacer cosas por miedo a que vuestros niños se hagan daño. En la escuela no nos da miedo nada, por eso, si hacemos una salida la disfrutamos sin el miedo a que se puedan hacer daño, porque creemos en la habilidad de nuestros niños.  Si salimos al patio dejamos que experimenten cómo subir y bajar sin hacerse daño, unas veces lo consiguen, otras….no tanto, y hay algún lloro en el aprendizaje.


La mayoria de las veces estropeáis sin pretenderlo una acción bonita de conquista, trasmitiéndole vuestro miedo. Tenéis un sentido protector que no dejáis que pueda desarrollar sus capacidades motoras,  inculcando  miedo en su autonomía:

“ te vas a caer”
 “no subas más arriba”
 “vas a resbalar”
 “cógeme para que no caigas”
 “siempre tropiezas, baja de ahí”
 “te vas a hacer daño”


Con este sentido protector no damos al niño la libertad que necesita y quiere, más bien el niño teme por nosotros, por nuestro sufrimiento y tampoco disfruta, y cuando los papás no dicen nada…..¡ pagan con la cara!. 



El niño necesita arriesgar, tiene que  probarse a sí mismo, necesita:

  - sentir que supera un obstáculo que otro día no pudo 
  - se siente orgulloso de sí mismo 
  - saber de sus posibilidades 
  - superar miedos y tener la agradable sensación de  libertad, y hacerse valiente.


 Pero para eso habrá que dejar que arriesgue. Muchas veces es cierto que los niños corren riesgos innecesarios, pero lo necesitan,  y tenéis  que correr el riesgo muchas veces y sopesar un pequeño accidente antes de vuestra intervención…..¡¡¡¡bajaaaaa de ahíiiii!!!.


Hay que alertar  del  peligro, pero no anticiparos con gestos o actitudes. Cuando os déis cuenta de que algo tenéis que hacer o decir porque de no intervenir  os va a dar un ataque de algo pánico, podéis darle otro mensaje mucho más enriquecedor:

cógete fuerte, podrías caer”
“ahora al llegar arriba vuelve a cogerte igual para girar”
“sube con las dos manos”
“ves deslizándote despacio…”.




   Dice mi amiga Xell que los niños hasta los 5 años son más angeles que niños y que por eso siempre salen de las situaciones de peligro airosos...seguramente es cierto,  pero lo que sí que  es cierto, lo que sí es seguro, es que todos los niños tienen un angelito que les protege, ¡de eso doy fe cada dia en la escuela!.



      CALMAR EL LLANTO DEL BEBÉ

  Yo adoro  los bebés, adoro los bebés, el mío, y todooos los bebés del mundo!. Es por eso tal vez que no soporto que lloren, y menos si lo estoy cuidando yo.

 Los papás tendéis a pensar que los  malcriáis si aparecéis cada vez que lloran, creyendo que los vais a mal acostumbrar. No sabéis cuándo dejarlos llorar y cuándo no, ni si debéis dejarlos llorar.
Por eso creo que es muy importante dar respuesta  a una situación que muchos me preguntáis:

¿Debo dejar llorar a mi bebé?. La respuesta es NO. No les dejamos llorar en la escuela pues menos vosotros en casa!. 

¿Y si lo cojo y se acostumbra?. La respuesta es que NO se acostumbrará, en la escuela también los cogemos siempre que lloran.

¿Llora porque nos tiene cogido el pelo?. La respuesta es que NO lo hace para tomaros el pelo. En la escuela no dejamos que nos tomen el pelo, y los cogemos SIEMPRE.

Primero, os quiero decir que cuando un bebé llora no solo es de cólico, de dolor de tripa, sino de un conjunto de sensaciones que al bebé le superan.
Algunos bebés reaccionan muy mal frente a pequeños cambios en su entorno, se estresan con facilidad,  y  si sufren de cólicos y el llanto inconsolable, os crea angustia a los padres, y no sabéis qué hacer con vuestro bebé.

En general, si los padres se aseguran de que el bebé no llora por falta de sueño o por un pañal sucio o por hambre, la única forma de que vuelva a un estado de armonía es por medio de “ EL REFLEJO CALMANTE DEL BEBÉ”.

Según nos explica el Dr. Harvey Karp por medio de simples pasos se puede despertar un reflejo en el bebé que él llama "El Reflejo Calmante", así lograremos que en cuestión de segundos el bebé se tranquilice. Y así lo he comprobado yo con mi hijo Alan, os lo garantizo!.




A esta técnica le llama las "5 S" y consiste en seguir 5 pasos escenciales que debéis seguir para calmar a vuestro bebé:

1.- Swaddling (Envolver al bebé)(esto no es tan imprescindible, pero sí sentirse arropado).




2.- Side or stomach position (Colocarlo de lado o boca abajo)(boca arriba se suelen  sentir  muy inseguros y están a disgusto. Este sistema puede activar su reflejo tranquilizante).





3.- Shushing (Hacer un sonido shhhh)(sisear a un bebé que llora hace que se sienta en paz, es parecido al sonido que oía dentro del seno de la madre. Tiene que hacerse muy cerca del oído. También puedes conectar el secador de pelo al máximo de potencia e ir bajando la velocidad a medida que se tranquiliza).

4.- Swinging (columpiarlo o mecerlo) (¡esto sabemos hacerlo todos, y más cuando estamos desesperados!)

5.- sucking (succión)(que succione el chupete, eso es un reflejo importante para ellos)


El Dr. Harvey Karp, ha publicado el libro” El bebé más feliz del barrio”, y habla del tipo de bebé poco adaptado a la vida extrauterina. Una vez descartado las causas médicas, como el reflujo y lo que llaman ”llanto primario” (sin causa aparente) que suele desaparecer al tercer mes.
¡No dejéis que vuestro niño llore hasta el desespero!, se siente desprotegido y tiene efectos negativos:

1- Hace que una parte de su cerebro que tiene el control de las emociones llegue a una situación de estrés extrema, haciendo que el individuo se encuentre en estado de shock. En este estado la capacidad de comprensión es muy mermada y no hay posibilidad de que entienda lo que se le está diciendo.

2- Hay una alteración de otra parte del cerebro que se encarga del habla. Así, aunque    quisiera un niño no nos puede decir lo que le pasa, porque no puede hablar.

3- El desarrollo cerebral está en su auge máximo así que podemos hacernos una idea de las connotaciones futuras que tendrá para el comportamiento de un cerebro que ha estado en estado de shock impresionante.

4-  Se generan una serie de hormonas que son las que causan el vomito, o sea no es porque el niño sea un manipulador, sino que  su cuerpo se genera respuesta al maltrato en forma de coctel de hormonas que le causan el vómito involuntario.

Después un poquito más mayorcitos es una cuestión de sentido común. NO vamos a dejar al niño berreando dos horas en la cuna antes de dormir porque lo único que conseguiremos es que esté alterado y confuso y que luego sea más difícil dormirlo.
Tampoco pasa nada porque llore unos minutos en su cuna antes de dormir, lo hacen para demostrar que no les gusta nada que se acabe la fiesta, pero como ven que NO acudimos entienden que ha llegado el momento de dormirse, ¡esto lo tengo yo comprobadísimo os lo puedo asegurar!. Entonces se resignan, se relajan y se duermen solitos.

Por último, recordad, que un niño, de la edad que sea, estresado, cansado y excitado por la actividad al final del día, le cuesta más relajarse y conciliar el sueño. ¡Paciencia!.



              CÓMO HABLAR A LOS NIÑOS

 Cuando empecé a trabajar con niños de 1 a 3 años, me dí cuenta que nadie mejor que ellos podían guardarme secretos.
Mirar es un acto espontáneo, natural y necesario, pero escuchar y entender, requiere una madurez y un aprendizaje, el cual yo les enseño día a día. Cuando les digo en secreto “no tengo dinero, pero mañana me compro unos zapatos rojos monísimos en la rebajas” se que no voy a tener crítica, todos sonríen y ahí queda eso. Pero el que sabe escuchar y entender, al día siguiente me pregunta por los zapatos rojos. Es fantástico.



Así pues, si quiero ser escuchada me planteo verbalizar sus sentimientos desde la adaptación, eso me ayuda a crear lazos afectivos; aprenden a escuchar lo que sienten y a entender, de manera que  mis secretos tienen valor para  mis niños. Los primeros días en el aula son de especial importancia, los voy colocando con cuidado en la colchoneta de entrada a medida que van llegando, ellos no se mueven, interpreto sus sentimientos; están impactados, inhibidos, y yo les hablo, los acaricio y les sonrío, me muevo de una manera lenta por el aula y eso les va tranquilizando y voy teniendo credibilidad.



Credibilidad: Esta es una palabra muy importante en la educación infantil y debería ser importante para los padres. Un buen educador, maestro  o padre, siempre debe tener credibilidad.

Esta palabra, debería estar cargada de coherencia, de sentido común que muchas veces los padres pierden debido a ese vínculo que muchas veces hace daño a los hijos. La mayoría de las veces, cuando  que voy a las casas de los niños, para observar las actuaciones de los padres, me doy cuenta que  los padres no tienen credibilidad porque dudan, y entonces son  cuestionados por sus niños.  De ahí la perdida de autoridad y la perdida de reglas. ¿os imagináis que yo  perdiera la autoridad con 18 niños de 2 años en el aula?. Yo no dudo, pero todo y con eso, los niños muchas veces me cuestionan lo que debo hacer ¿increíble verdad?.

Cada familia tiene o tendría que tener sus normas, sus reglas, y tendrían que hacerse el favor de no perderlas.
Un niño pequeño, aunque todavía no hable, habrá que guiarlo y enseñarle; lo que puede hacer y lo que no. Debido a esas normas le habréis creado unos sentimientos, y tendréis que verbalizárselos para que os crea, para que sepa que a pesar de que no le gusta lo que le mandáis hacer, le estáis entendiendo, pero que las cosas en casa son así.
Recordad que los padres podéis ofrecer a vuestros hijos conductas muy interesantes, y que los niños aprenden del adulto a relacionarse y organizarse. Por eso es imprescindible saber donde está el límite de la actuación de vuestro hijo.

Saber decir NO, es muy importante, pero para decir No, tendremos que enseñarle a escuchar y así podrá entender…nuestros secretos.




   

 COMPORTAMIENTOS QUE NO NOS GUSTAN DE LOS NIÑOS

En la escuela reconducimos los comportamientos que no nos gustan , tiene una respuesta más positiva que el castigo, al contrario, el niño se siente amenazado, se centra más en defenderse, en rebelarse y en sacar sus armas. Apartar al niño de una situación que no os gusta  no es fácil, hay que aprender, pero sin duda es la  mejor opción!


Os doy algunos ejemplos:

Ejemplo 1: Pau tiene 18 meses, está en casa de su abuela jugando  debajo de la cama. La abuela está en desacuerdo, y así lo manifiesta a la madre del niño. La madre de  Pau lo disculpa, lo protege diciéndole a la abuela que es pequeño, y no  da importancia a las demandas de la abuela. Pau escucha debajo de la cama , tal vez aún no sabe hablar, pero se  va aprovechando de eso, su abuela está perdiendo la autoridad por culpa de su madre. Y sabe que no le dirán nada. Cuando se va da la casa, es posible que incluso haga burla a su abuela.

   Actuación:

- Sacar a Pau de debajo de la cama y agachados, mirándole a los ojos decirle que no se volverá a meter por debajo de la cama, con voz seria.

- Es posible que grite e intente volver a jugar de sea manera. Volver a cogerlo y obligarle a que os mire: “para ya Pau, te  estoy diciendo  que no me gusta”.

- Es posible que llore y patalee. Deberéis, verbalizar lo que quiere pero que no es lo que queréis ni volverá a hacer:”ya se que te encanta meterte debajo de la cama pero no puede ser, basta!”.



Ejemplo 2: Berta tiene 20 meses está en casa jugando con los zapatos de su padre que acaba de quitárselos en la galería. Su madre le pide que no los toque,  no quiere que juegue con ellos. Su madre se cansa de insistir, no quiere hablar más y deja que continúe. Cuando Berta se canse de jugar los tirará al aire o posiblemente aparezcan tirados en medio del comedor al lado de su padre o en medio del pasillo.

  Actuación:

- Agacharos y coger a la niña por los hombros, sujetándola y mirándola a los ojos. “Berta deja los zapatos de papá, con los zapatos no se juega ¿me oyes?, déjalos, si no quieres que me enfade más”.

- Es posible que se burle e intentará continuar. Volver con tono más autoritario: “basta ya Berta”.

- Entonces tendrá ganas de cuestionaros quien tiene más autoridad y sacudirá su cuerpo queriendo escapar, actuareis cogiéndola por el brazo y deberéis imponeros todavía más: “recoge los zapatos, y déjalos donde los encontraste”.

- Es posible que se enfade y deberéis resistir la tentación de que no cumpla vuestra orden. Si lográis acompañarla  en vuestro mandato y que lo haga, estaréis logrando  un compromiso por su parte. Así que, cogerla por el brazo y acompañarla verbalizando que ya sabéis que no le gusta la idea, pero que sabe perfectamente que no queréis que juegue con eso.



Ejemplo 3: Silvia tiene 2 años, y está tocando las llaves de la puerta de casa. Las hace girar continuamente, y logra abrirla por momentos, golpea fuertemente para volverla a cerrar. Sus padres le dicen pacientemente que no lo haga más, que juegue con sus cosas, pero parece ser que le divierte. Sus padres ya no le dicen nada, creen que cuando se canse lo dejará de hacer. Posiblemente  las sacará de paño de la puerta y las tirará a las escaleras cuando ya no le digan nada.

Actuación:

- Apartar a la niña de la puerta, y quitarle las llaves, cerrar la puerta bien cerrada. Entonces gritará. Decirle claramente “basta Silvia,  no me gusta que estés aquí dando vueltas a las llaves, ves a jugar con tus cosas. Las llaves en la puerta no son para jugar”. Entonces coger a la niña con autoridad por el brazo y acompañarla hasta donde vosotros creáis que debe estar.



En todos los casos hay que hablar, si el niño todavía no habla, deberemos hablar nosotros todavía más:

- Verbalizar lo mal que está haciendo las cosas.

- Lo que queremos que haga.

- Los sentimientos que le generan.



 Pero todo ello con credibilidad.



El secreto mejor guardado de los maestros :

“Se riñe con amabilidad, pero si insiste en aquello que sabe que no se debe hacer  se le vuelve a avisar de cerca y si insiste en lo mismo,¡se le aparta sin hacer nada en un rincón hasta que decidamos nosotros!”. Y ahí se acaba todo.

Los niños no os deben cuestionar lo que debéis hacer. No podéis dejar dirigiros por vuestro hijo. La frase filosófica francesa “laisser faire, laisser passer” = “dejar hacer, dejar pasar” (los que me conocéis sabéis que amo este idioma fervorosamente) no os beneficia en nada.



Todos hemos comprobado que la falta de descanso nos hace más vulnerables, y frágiles a las demandas de los niños. Parece ser que tener un padre o un maestro “en baja forma” no está permitido, pues es cierto, la perdida de autoridad es terrible, si se pierde cuesta mucha de volver a recuperarla.

En el aula, no puedo bajar “la guardia” por  mucho que los quiera soy yo quien sabe lo que les conviene por eso hay unas normas aunque no escritas que se cumplen desde el primer día de convivencia:



- No gritar en el aula. Se puede hablar alto porque te entusiasmas con algo, pero gritar no.

- No molestar cuando el compañero está desayunando o trabajando.

- No jugar comiendo. Si quieren comer, deben sentarse.

- Cuando digo: “un momento”, deben esperarse, está pasando algo importante y no puedo atenderles.

- Uno puedo querer hacer algo, pero puedes cambiar de opinión y si uno se cansa decir ¡basta!, los demás deben parar.

- No se tocan las cosas de los demás que no son para jugar (mochilas y abrigos) deben respetar las cosas de los demás.

- Si no quieres dejar a los niños el juguete que traes de casa, lo dejas en tu mochila.

- El padre que viene a buscar un niño, es su  niño quien sale a recibirlo,  no su compañero, este debe retirarse hacia un lado.

- A medida que aprenden a hablar, subimos en nivel de exigencia y que vayan vocalizando, no bastan los monosílabos.

Estos son unos ejemplos de mis normas creadas  con coherencia, creadas por el día a día. La observación ha sido un punto clave para ir creando las normas. 

Seguro que estos ejemplos os hacen reflexionar en vuestra manera de actuar. 
Manteneros firmes, en las pautas marcadas, desde la serenidad, enseñando las consecuencias de las actuaciones que no les favorecen en nada.
   

                          EL LIBEMOR.

Hace ya algunos meses leí un cuento sobre el amor que las madres prodigan a sus hijos, sobre el LIBEMOR, el amor más sincero, la capa mágica que cada madre teje a sus hijos, la cual le confiere un gran poder: EL PODER DE AMAR, un amor que todos necesitamos para sentirnos seguros en edad adulta, estoy segura que os encantará tanto como a mi. 

Os paso un fragmento:


“La LIBEMOR es la capa mágica que cada madre teje a sus hijos. Dios le dio a cada madre unas agujas de “Alfaga” que son mágicas con las que se teje la libemor de sus hijos. Ellas les confieren en enorme poder: el poder de amar. Cada madre que acaricia a su hijo, le habla, lo atiende, lo alimenta, o juega con él, hace que vuelen sus agujas “alfaga” y da unas puntadas;  si el empeño no ceja o la tarea no se interrumpe, a los dos años la libemor cumbre por completo al niño. Como la capa es invisible nadie se explica por qué el niño de repente se siente tan confiado, tan seguro de si mismo, ni por qué de buenas a primeras ya no le importa separarse de su madre. Obviamente esta seguridad es el enorme poder de su libemor, es lo que les permite actuar de esta manera… Aunque no siempre es así…  



 “Para tejer la libemor de sus hijos las madres tienen que amarlos y atenderlos con amor y ternura. La tarea no debe interrumpirse hasta que la capa esté terminada. Para que la libemor te cubra toda la vida, debe tener cierto número de puntadas, no deben darse puntadas grandes o chicas… Cuando se atiende al niño sólo por que sobreviva, sin alegría, sin esperanzas, “las Alfaga” darán muy pocas puntadas y la capa quedará muy cortita, el niño no se sentirá protegido, no tendrá confianza en si mismo. Y si su madre lo sobreprotege porque le tiene miedo a la  soledad o porque ella misma necesita amor, entonces las agujas “alfaga” darán muchas puntadas y la libemor quedará demasiado grande y se le enredará entre las piernas al niño y entonces no podrá caminar solo”.



Y ¿qué pasaría si al niño no se le teje la libemor?


“Esos niños corren el riesgo de morir, no cuentan con la energía vital que les dará la fuerza de sobrevivir”.



¿A qué edad se debe tejer la “libemor”?



“Es deseable que se teja durante los dos primeros años de vida del niño, ya que a esa edad es más receptivo, sin embargo, nunca es demasiado tarde. Si una madre se da cuenta que la “libemor “ de su hijo es pequeña entonces puede recomenzar a tejerla y si es demasiado grande también puede destejer hasta hacerla a la medida. Con amor todos los errores se pueden reparar. No hay madre que quiera dañar a sus hijos. Cada día da lo mejor que tiene y si tuviera más también lo daría. Existen madres que no saben amar a sus hijos y esto es tal vez porque a ellas tampoco las amaron. Estas madres tendrían primero que aprender a amarse a ellas mismas y tejerse su “libemor”. Cuando ellas se acepten, se quieran y se respeten, entonces tendrán la energía vital para tejer libemor de sus hijos”.



Quiero dar las gracias por este cuento tan bonito al psicólogo LUÍS GADEA DE NICOLÁS, que forma parte del libro "La vida Afectiva", edt.CEDI. México.D.F.




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