A mi siempre me ha gustado tocar texturas, y ¡oler papel!. Es un poco peligroso, porque mientras hablas con alguien, estas tentada a tocarle la chaqueta de lana, la piel de conejo del abrigo, el bolso de satén, los botones de nácar... por eso esta actividad que hoy os propongo me resulta tan bonita, fácil de hacer ¡y muy relajante para los niños!. Tan solo tenéis que encontrar por casa diferentes papeles que os gusten de texturas: suaves, rugosas, sedosas, duras, ásperas...
En la escuela trabajamos La caja de Texturas desde los 15 meses hasta bien grandes te la siguen pidiendo tocar.
Con esta actividad al niño le permite desarrollar el tacto, le despierta los sentidos.
Aquí tenéis algunas de mis texturas:
Cada año creo que las voy mejorando; papel de lija, papel de pinocho, papel de aluminio, arena de la playa, plástico, papel de seda....
Aquí tenéis a Erik, disfrutando de las texturas:
(aquí tenéis a Erik, un niño maravilloso siempre abierto a colaborar para mi blog)
Observa, toca y compara. Le motiva a expresarse y desarrolla lenguaje. También hay niños que clasifican y eso me da fuerza y ganas de seguir buscando texturas diferentes, me gusta sorprenderlos.
Ahora os muestro mi caja de texturas, como podéis ver es muy sencilla:
Os animo a que hagáis vuestra caja de texturas maravillosa, solo tenéis que pegarlas en un soporte duro, yo os aconsejo madera, os quedará muy resistente y muy manipulable y agradable para el tacto de los niños!
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